lunes, 10 de octubre de 2011

Un insignificante granito de arena

Mi viaje a México bien merece, al menos, una entrada en el blog. Estoy aquí invitada por el Consejo Ciudadano de Seguridad con una petición concreta: formar y hacer entender a políticos y ciudadanos de la necesidad de adoptar medidas de prevención de delito y la violencia que no se basen solo en la mano dura y en el sentido común, sino que se apoyen en conocimientos científicos y en estrategias de actuación ya validadas.

Y es que a Monterrey les ha pillado la violencia por sorpresa o, al menos, eso es lo que ellos transmiten. ¿No había signos que hicieran pronosticar esta situación o es que no observaron con atención la realidad que les rodeaba? Según datos de la ONU la tasa de homicidios en Centroamérica por cada 100.000 habitantes es del 33,3, mientras que en España no llega al 1. Y es que México, junto con El Salvador y Guatemala, son los países centroamericanos que más padecen este tipo de situación. El gasto público en seguridad llega a alcanzar el 2,66% de PIB según Naciones Unidas. Por su parte, El Banco Interamericano de Desarrollo dice que los costes del delito ascienden al 8% del PIB, siendo el 50% destinado a la sanidad originada por la violencia. La situación en Centroamérica está al límite (http://internacional.elpais.com/internacional/2011/10/10/actualidad/1318206645_589009.html).
En este contexto he comenzado hoy mi periplo de charlas, conferencias, conversaciones, comidas y cenas en Universidades, Cámara de Comercio, ONGs y asociaciones vecinales, prensa, Gobernación, cónsul de España, Consejo de Seguridad de Nueva León (estado del que es capital Monterrey), Jefes de policías, Judicatura y Procuraduría, etc.
No vengo a arreglar esta parte del mundo, ni siquiera mi aportación llegue a ser significativa, pero me siento agradecida porque voy a hacer todo lo que en esta situación puedo hacer desde lo que se y he aprendido a lo largo de mi carrera académica como criminóloga, que es tratar de transmitir a los gestores de la seguridad pública de que hay futuro en la reducción de las actuales tasas delictivas, que es una cuestión de humanidad y humanización de nuestras ciudades y de construir desde abajo, con la participación de la sociedad civil y la transparencia de la gestión de los poderes públicos.
Por su parte, la ciudad se ve hermosa y aparentemente tranquila. No están en guerra aunque el número de muertos pueda equipararse. Aquí la vida sigue, con ilusión y esperanza en un mundo mejor, de paz y bienestar social.

jueves, 18 de agosto de 2011

Tendamos puentes

A veces perdemos la oportunidad de crecer y hacer crecer a los demás. Estos días tengo esa sensación producida por las tensiones y las mutuas contestaciones que se están dando por parte de algunos contrarios a la visita del Papa y también de algunos de sus partidarios.
Por una parte, hemos presenciado actitudes un tanto injuriosas que se han usado por los de la "manifestación de laicos anti-Papa" protestando por el uso de dinero público para una actividad de una religión concreta en un estado aconfesional, por más que debamos considerar el contenido de dichas quejas. Por otra parte, considero de inoportunos a los que se hacen llamar "los curas de Madrid" al alertarnos de lo innecesario del dispendio y la ostentación que se ha llevado a cabo con ocasión de la visita del Pontífice, así como de la complicidad de las agencias que forman los mercados que nos han llevado a la crisis en la organización de la JMJ. Esas reflexiones, si bien ricas y argumentadas, se han vertido a destiempo y no deberían haber quitado el más pequeño espacio a la alegría de la fiesta del encuentro y la amistad que ha sido y está siendo la JMJ. Tampoco me ha gustado uno de los últimos escritos de mi querido D. Santiago Agrelo, Arzobispo de Tánger, ya que deseando éxito a los manifestantes anti-Papa ha usado un tono un tanto irónico que desvela, o al menos a mí me lo ha parecido, cierta rabia (Religión Digital del 17 de agosto de 2011). Y llegó a indignarme ver en 13TV a unos tertulianos atacando a los de la manifestación anti-Papa y al #15M con una actitud un tanto soberbia y cerrando filas en torno a la JMJ.
Y no me gusta nada de lo anterior porque creo que no invitan a la unión. Está ausente una actitud dialogante entre las partes enfrentadas; da la sensación de que no se acepta con humildad por parte de unos y otros la posibilidad de que las críticas puedan ser ciertas o que haya cierto error en ellas; no observo que se adopte un reflexión seria, tras guardar los acontecimientos en el corazón como haría María, ante ciertos cuestionamientos; veo prejuicios y etiquetas hacia una Iglesia llena de fe, generosidad y vida; no me consta que las críticas se estén haciendo con intención de ayudar al otro a crecer, a alcanzar la verdad, sino de imponer la verdad que cada uno defiende; y veo una actitud poco inclusiva a pesar de que en la JMJ cabemos todos.

En definitiva creo que con ciertos comentarios y actitudes perdemos la oportunidad de tender  puentes entre personas, agrupaciones e instituciones que parecen buscar mayor justicia social, a pesar de que unos lo hagan movidos por la fe y otros no. Y es que, teniendo todos un mismo enemigo común, "el hambre y la injusticia" (@elmayo), todos somos importantes en la búsqueda de la Verdad, en desenmascarar los males de este mundo, y en alcanzar la justicia y la paz social.

jueves, 9 de junio de 2011

15M ante el Congreso

Hoy recibí este correo de mi amigo Manolo. No tiene desperdicio y me ha llegado al corazón porque viví con él las movilizaciones en Quito (Ecuador) a las que hace referencia. Os lo comparto: 

"En medio de la vorágine de esta semana tengo un momento de emoción al ver esta mañana a la gente del 15-M frente al Congreso. Me detengo en esta semana de 30 horas al día que me ha atropellado y hago un repaso breve a lo que dicen los medios de las protestas. Veo fotos y sobre todo veo videos con gente a voz en grito siguiendo lo que Hessel ansiaba en su libro.
Pero de nuevo recuerdo las palabras de D. Santiago Agrelo, obispo de Tánger, acerca de la necesidad de ir más allá en esa indignación. Sigo echando de menos un discurso universal porque este es un problema universal. Y en estas estaba cuando he reconocido perfectamente en estas movilizaciones a aquellos que hace años veía en las calles de Quito clamando contra el FMI y contra el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de América Latina). Era fácil ver entonces la frontera que nos separaba. Aquellos países vivían exprimidos por recortes que asfixiaban a los trabajadores y les impedía soñarse un futuro. A ellos solo les quedaba hacer la maleta y saltar a tierra extraña. Y nosotros éramos esos países que vivíamos en la abundancia irreal, derrochando y consumiendo lo que la "Economía" había robado a otros.

Ahora nos toca a nosotros. Ahora nos parece indignante que puedan hacer recortes con nuestro futuro y nuestros derechos sociales. Nos parece indignante que la clase política viva ensimismada y cómplice con las finanzas de altos vuelos (en primera). La religión era antes el opio del pueblo, y ahora lo es pensar que este problema solo nos pertenece a nosotros, a este país, dentro de estas fronteras. Pensar que lo de Libia, Túnez o Egipto es otra historia. Y pensar que los cientos de conflictos abiertos que reciben al gobierno de Perú nada tiene que ver con nosotros. La cuestión ahora no es indignarse sí o no, es sentir en las tripas que hay muchos que se indignaron antes que yo y que esperan desde hace más tiempo una respuesta a su indignación".

lunes, 6 de junio de 2011

UN AÑO DESPUES (9 de junio)

No me puedo creer que haya pasado ya un año sin él. Le sigo echando tanto de menos...
El Domingo pasado celebramos la Ascensión. Escuchando el Evangelio me sentí triste al contemplar la escena desde los apóstoles: Jesús había sido un auténtico amigo, los había querido hasta la muerte y les abrió la mente y el corazón de manera inimaginable. Era el Amigo, y lo mataron. No soy capaz de imaginar el dolor de aquellos amigos ante la pérdida de Jesús, tuvo que ser un desgarro brutal. Pero Jesús cumple su promesa, y vuelve entre ellos. Menudo alegrón se llevarían al caer en la cuenta de que todo lo que les había dicho era cierto. Y tras haberlo recuperado se vuelve a despedir para subir al Padre. Otra vez se va. Y otra vez la pena de volverlo a ver marchar, el desgarro de la separación por segunda vez. Me dio pena escuchar la Ascensión y me llamó la atención ese sentimiento, que compartí con Javi sj, puesto que se supone que es un momento de alegría, esperanza y agradecimiento.
Javi sj me sugirió la idea que os estoy tratando de transmitir en estas líneas al decirme que la enseñanza de la Ascensión es que hay que amar en libertad, sin acaparar al otro, algo que nos suele costar, y que aunque difícil es bonito. Me quedé rumiando sus palabras y recordé algo que leí no hace mucho en un libro de Rambla sj en el que hace un recorrido por el diario de Egide, un jesuita obrero, quien fundamenta su fe en la amistad con los pobres. En una de las páginas del diario de Egide este comenta que para él "la despedida de un amigo es como el sacrificio de Abraham". Es decir, que la entrega al Padre de lo más preciado no es incompatible con la dificultad que entraña dicha separación, de tal forma que uno puede aceptar desprenderse de una persona querida (de un hijo en caso de Abraham), aceptar con gusto la distancia con ella si es la voluntad de Dios y al mismo tiempo echarle mucho de menos, descubrir en el día a día el vacío que esa persona dejó, y desear querer tenerla cerca y abrazarla... Mi reto es querer a mis "amigos" -en sentido amplio y profundo- tanto como para que en cada despedida se me parta el alma. La clave está en no pretender entender, más que con el corazón, las cosas de Dios, de ahí que solo puedo estar agradecida por el padre que me regaló, así como por cada instante que puedo disfrutar de los que quiero, aunque no sean tantos como yo desearía.

miércoles, 25 de mayo de 2011

#acampadadios





“Y la Palabra se hizo carne y ACAMPÓ entre nosotros” (Jn 1,14)

El próximo viernes a partir de las 12:00am (CET: Central European Time), TUITEA dando gracias al Dios por algo que hayas recibido de Él en tu vida, añadiendo el hashtag #acampadadios.
¿Cómo ha surgido esto de #acampadadios?
Todo surgió a partir de esta entrada en Nova Bella:El Señor ACAMPA entre nosotros #acampadaDios. A raíz de ello me escribió David: “Oye Dani, quizás sea un buen momento para promover esto de #acampadaDios… parece una oportunidad muy buena para anunciar el mensaje”. Nos pusimos los dos manos a la obra, creamos una página en facebook, diseñamos el logotipo, y comenzamos a proponérselo a nuestros contactos. La idea tiene gancho y muchos se están sumando.
¿Qué es lo que pretendéis realmente?
  1. Recordar al mundo que el Verbo se ha hecho carne y ha ACAMPADO entre nosotros. Que nos invita a una vida comunión con él, y que su amor es el único capaz de transformar el corazón humano en una fuente de Paz
  2. Hacer visible a la Iglesia en la Red, sobre todo en Twitter, que se ha convertido en un espacio común, un ámbito donde poder dar testimonio de la propia fe
  3. Dar este testimonio en forma de oración. No puede conmover más los corazones de la gente sensible que el ver a cientos de cristianos dirigiéndose directamente al Señor
¿Cómo puedo colaborar?
  1. Tuiteando el viernes con el hashtag #acampadadios. También retuiteando los comentarios que más te gusten y contengan esa etiqueta.
  2. Uniéndote a la página en Facebook y sugiriéndola a tus amigos. También anunciando el evento en tu muro
  3. Publicando en tu Blog una entrada de este tipo.
Hay muchas otras formas: envío de mails, escribir a diarios, televisión y radio, cambiando tu foto de perfil por la imagen del evento… ¡Creatividad máxima!
Pero es que aún no tengo Twitter, no sé como funciona
Este es un buen momento para comenzar. Regístrate aquí: www.twitter.com, agrega a tus contactos o a tus medios de información favoritos y lánzate a escribir tus propios tuits. Es muy sencillo y entrarás de lleno en el mundo de la ciberpastoral, que está muy necesitada de misioneros. Aquí tenéis un vídeo tutorial sobre Twitter.

jueves, 5 de mayo de 2011

¿Votar al PSOE? por Juan Torres


"Mucha gente de izquierdas y progresista piensa que al final hay que votar al PSOE como un mal menor, para evitar que venga la derecha del PP que es peor. Yo creo que hay muchas razones para no hacerlo: estamos viendo día a día para qué sirven gobiernos que renuncian a enfrentarse a los poderosos y se dejan vencer por ellos sin ofrecer resistencia alguna y afirmando, además, que lo que hacen es lo mejor y lo más conveniente. Pero si fuese necesaria una razón determinante, solo una razón que justificara votar a Izquierda Unida y no al PSOE por razones de principios morales irrenunciables creo que está claramente de manifiesto en este video:"

Juan Torres es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, aunque previamente fue nuestro compañero en la Universidad de Málaga. El texto lo he sacado de su blog "Ganas de escribir". No reproduzco este planteamiento con objetivos electoralistas, sino porque cuando yo escuché este diálogo por la radio aplaudí la intervención de Llamazares por la lección que dio de absoluta lealtad a los principios de la sociedad occidental de los que tanto me enorgullezco y porque al menos una voz en nuestro Congreso apeló a esos principios morales. Me repugna y me produce terror que el fin justifique los medios, que EEUU pueda saltarse los compromisos internacionales de legalidad no solo sin ningún tipo de reproche, sino vitoreados por todos, que realmente pensemos que se merecía acabar así por lo sádico de su comportamiento... Me atemoriza pensar que estamos viviendo en una sociedad carente de moralidad y me preocupa que la gente no entienda que este tipo de acciones nos descalifica como Estados de Derecho y como personas y que no entendamos las consecuencias tan nefastas que de ellas se pueden derivar.

viernes, 22 de abril de 2011

CRISIS

Ando inquieta por mi responsabilidad en la crisis económica. Ando inquieta porque desde hace tiempo intuyo que algo no va bien en mí. Observo contradicciones, miradas hacia otro lado, lavada de manos y todo bajo justificaciones bien fundamentadas que hunden sus raíces en el miedo. A todo esto le llevo dando vueltas en mi interior sin saber formular lo que realmente pasa.

Estos días he descubierto a Joan Melé. Su discurso ha puesto palabras a lo que tenía en mi corazón. Me ha dado pistas para trabajar algunas de mis incongruencias, he sentido que liberaba algunos bloqueos interiores, y me ha dado esperanza en la creencia de que otro mundo es posible.
La crisis económica ha puesto al descubierto los valores reales sobre los que se mueve esta sociedad: Una sociedad que no se da cuenta que con pequeños actos cotidianos causa daños irreversibles al planeta y que el daño que infringe a otra persona, animal o planta, por pequeño que este sea, se lo hace a toda la Humanidad. Esa misma ausencia de valores ha llevado a nuestra sociedad a reclamar cada vez más castigos para los delincuentes, puesto que éstos no parecen merecer ser parte de este mundo. Sin negar las necesidades de mejora del sistema penal, no comulgo con soluciones que infrinjan un daño esteril en la persona.

Si queremos acabar con la crisis económica mundial (no solo con la que nos afecta ahora a nosotros) y, entre otras cosas,  que la delincuencia se reduzca, si apostamos por un mundo mejor, no serán suficientes las medidas económicas financieras, ni las de política criminal punitivista... Es necesario que todas ellas avancen sobre un cambio de valores, hacia aquellos en el que la persona es importante porque forma parte del todo, en el que las relaciones personales tienen algo de sacralidad, en el que el bien común debe anteponerse a mis comodidades y egocentrismo, en donde seamos capaces de pararnos y buscar respuesta en nuestro interior, y nuestro máximo objetivo sea hacer crecer interiormente, en el verdadero sentido de la vida, a los que tenemos a nuestro alrededor.
La Criminología que enseño apuesta por ello, al establecer como principales medidas preventivas de la delincuencia la educación en valores y la formación y la intervención social en general. Y cuando el delito se ha cometido, la Criminología vuelve a mirar a la persona, para ayudarla a conseguir la madurez que no había calcanzado, siguiendo la máxima de Concepción Arenal: "odia el delito, ama al delincuente".
La banca ética apunta también hacia el valor supremo de la persona y del mundo. No es malo el dinero, sino la intención codiciosa de su uso y la ignorancia del servicio que la banca tradicional hace de tu dinero. Invertir en proyectos sostenibles que trabajan con excluidos sociales marca la diferencia de la banca ética con la tradicional, que desgraciadamente se dedica, entre otras bondades, a la especulación.
Que cambie yo para que cambie el mundo. No encuentro otra fórmula para acabar con la crisis de valores que nos asola.